Viviendo Mateo 25:35 en la Actualidad: Un Llamado a Amar a los Olvidados de Alicante

Publicado el 12 de marzo de 2025, 20:26

En las frías calles de Alicante, entre sombras que muchos prefieren ignorar, hay vidas que claman por esperanza. Rostros marcados por la dureza de la vida, miradas que han aprendido a esquivar la indiferencia y corazones que laten en el olvido. Pero Dios no los ha olvidado.

“Tuve hambre y me diste de comer…”

Jesús nos dejó una enseñanza clara en Mateo 25:35-40:

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí…”

Con estas palabras, el Señor nos muestra que servir a los más necesitados es servirle a Él mismo. No se trata solo de un acto de caridad, sino de obediencia y amor. Cada plato de comida, cada abrigo entregado y cada palabra de aliento son semillas del Reino sembradas en corazones heridos.

 

La Gran Comisión: Más Allá de las Cuatro Paredes

En la Base Misionera Transcultural Mahanaim, creemos que la misión de la Iglesia no se limita a un púlpito ni a reuniones dentro de un edificio. La Gran Comisión (Mateo 28:19-20) nos llama a ir a todas las naciones, a todas las personas, sin importar su condición. Y esto incluye a aquellos que han sido marginados por la sociedad: las personas sin hogar, los refugiados, los que han perdido todo y necesitan ver el amor de Dios en acción.

En Alicante, la necesidad es real. Cada noche, hombres y mujeres duermen en la calle, expuestos al frío y a la indiferencia. Muchos han perdido su hogar, su trabajo y, lo más doloroso, su esperanza. Como Iglesia, no podemos darles la espalda.

 

Un Llamado a la Acción

El Evangelio es más que palabras; es vida en acción. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ver a los invisibles, a dar de comer a los hambrientos, a abrazar a los olvidados. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nuestros hermanos duermen en el frío, mientras buscan en la basura lo que nosotros desperdiciamos.

 

Hoy te invitamos a ser parte de este llamado. Ora por ellos, ayuda en lo que puedas, comparte lo que Dios te ha dado. Porque en cada acto de amor, en cada plato servido, en cada abrigo entregado, estamos reflejando el corazón de Jesús.

 

Que nunca olvidemos que cuando servimos a los más pequeños, estamos sirviendo al mismo Rey.

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